El musculoso hombre estaba acostado en la camilla de masaje, con el cuerpo tenso y listo para el masaje. Lo había estado esperando con ansias durante semanas y estaba ansioso por sentir el toque relajante de la masajista. Cerró los ojos y soltó un profundo suspiro cuando la masajista comenzó a hacer su magia.
La masajista comenzó con la espalda, amasando y frotando los músculos de los hombros y el cuello. Sintió que la tensión en su cuerpo comenzaba a derretirse lentamente mientras ella avanzaba por su espalda. Ella se movió hacia sus brazos, masajeó los bíceps y tríceps, y luego hacia su pecho, trabajando alrededor de sus músculos pectorales y abdominales.
Luego, la masajista se movió hacia sus piernas, comenzó con sus pantorrillas y se abrió camino hasta sus muslos. Ella usó sus manos para amasar y frotar los músculos de sus piernas, y él sintió que la tensión se disolvió en su cuerpo.